Las varices
Un 20 a 35% de la población española podría padecer de varices, venas subcutáneas de las piernas que han quedado dilatadas. La compresión y la cirugía pueden evitar las complicaciones asociadas a esta patología.
En caso de insuficiencia venosa, las venas situadas bajo la piel de los miembros, llamadas safenas, y las pequeñas venas que las comunican entre sí, pueden dilatarse. Las válvulas responsables de la subida de la sangre hacia el corazón pierden así su eficacia, la sangre se estanca y dilata las venas, que se vuelven tortuosas. Las varices están definidas por un diámetro de más de 3mm, al contrario de las varicosidades o telangiectasias, más finas y más discretas.
Las varices: factores de riesgo
Pueden aparecer varices, aunque raramente, a raíz de afecciones debido a una trombosis venosa (formación de un coágulo en una vena). A menudo se acompañan de otros signos de insuficiencia venosa como una sensación de piernas pesadas y de pruritos. La edad, el sexo femenino, una predisposición hereditaria, la obesidad y el embarazo representan factores que favorecen varices vinculadas a la insuficiencia venosa. Los deportistas también pueden presentar estos problemas.
De las varices a la enfermedad varicosa: evolución
Las varices son de severidad variable en función del estadio de evolución: de una ligera varice, en particular palpable a nivel del hueso del tobillo, a numerosas varices muy visibles en varios lugares de la pierna acompañadas de problemas de piel. La trombosis, la hemorragia y las lesiones cutáneas pueden ser complicaciones posibles de las varices.
En sus primeros estadios, la enfermedad varicosa puede ser tratada por la utilización de medias de compresión, pero cuando las varices son más aparentes y con riesgos de complicaciones, son frecuentemente objeto de una cirugía. Existen numerosos métodos actualmente para retirar la vena enferma, suprimirla desde el interior por el calor (por láser, radiofrecuencia) o un producto químico esclerosante (escleroterapia).